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¿A dónde apunta la flecha de Sagitario?

Si bien delinear una carta astral es un trabajo muy personal, casi un arte, no lo es menos que es un arte en constante evolución, que se nutre tanto del pensamiento y de la reflexión de quienes lo dominan, como también de la ciencia, tal es así que gracias a la ayuda del telescopio el científico Herschel descubrió a Urano en 1781, que desde entonces quedó incorporado al séquito de planetas que se incluyen e interpretan en la astrología moderna. Más de dos siglos han pasado desde ese descubrimiento y muchos más ha habido desde entonces, algunos se han ido incorporando al bagaje astrológico, como los asteroides, a los que Demetra George estudió e integró a la astrología en los años ochentas, pero otros aún luchan por integrarse, no siempre con el mismo éxito, como los Blak Holes, que no han despertado tanto interés, salvo el que tenemos por el que se encuentra en el centro de la galaxia, que se popularizó gracias al anuncio del fin del calendario maya, el 22 de diciembre del 2012.Pasado el 2012, o el fin del mundo que no llegó, podemos asegurar que lo que si terminó definitivamente en esa fecha fue la visión de un tiempo puramente heliocéntrico. Ahora sabemos y le damos relevancia cuenta larga de 26 mil y poco más de años, lo que sí es realmente un cambio de paradigma. Entonces surge la pregunta de si los que practicamos astrología deberíamos darle o no un valor y una interpretación al centro de la galaxia dentro de la carta astral, y si así fuera, cuál podría ser. ¿Qué podemos decirle a alguien que tenga al centro de la galaxia en un lugar relevante de la carta, como el medio cielo por ejemplo, o en conjunción con la Luna? ¿O quizá para saberlo deberíamos hacer el proceso inverso? O sea tomar una serie de cartas con un GC (Galaxy Center) relevante y ver qué le ha aportado a esa persona, al estilo de las investigaciones del astrólogo Michel Gauquelin.Allá por los ya citados años ochentas, tuve la oportunidad de asistir al congreso de la American Astrology Asociation, en New Orleans, y de compartir justamente con Demetra Georges, quien contó, en una conversación de sobremesa después de una comida cajún, algo curioso, que cuando se descubrió al asteroide Hiroshima, rápidamente levantó la carta astral del piloto que lanzó la bomba atómica sobre esa ciudad al final de la segunda guerra, para descubrir, con asombro, que justamente tenía a Hiroshima en conjunción con su medio cielo, un dato que seguramente la animó a seguir adentrándose en el cinturón de asteroides.Siguiendo esa lógica, podríamos tomar la carta del descubridor del calendario maya, José Arguelles, y ver cuál pudo haber sido el impacto del centro de la galaxia en él. Según los datos que poseo nació el 24 de enero de 1939 en Rochester, Mn. USA, a las 6:10 AM. Es un acuario con ascendente capricornio y luna en piscis, por lo que no podríamos decir que el GC, que estaba ubicado en sagitario en su casa 12, haya tenido una especial relevancia en su tema astral. Otra cosa sucede, sin embargo, cuando observamos otros elementos, primero su ascendente capricornio, un signo regido por Cronos Saturno, un indicio de que posiblemente siempre tuvo un particular interés por el tema del tiempo, y su Sol, en la casa uno a los dos grados de acuario con un único aspecto, una oposición a Plutón ingresando en leo en la casa siete, una oposición que con el correr de los años debió transformar en dos conjunciones, lo que probablemente lo llevó a ser reconocido por el público como la persona que nos señaló el fin de una era, la era del tiempo mecánico, la era 12-60, y el divulgador de una forma ancestral de concebir y medir el tiempo, el tiempo 13:20, novedosa para muchos pero heredada de un pueblo al que estaba ligado por sus raíces mexicanas, no en vano Saturno estaba ubicado en aries en su casa cuatro. También será reconocido por haber puesto a temblar a muchos que creyeron que el fin de la cuenta larga traería consigo el fin del mundo, cosa que como sabemos no ocurrió.Las informaciones que corrieron, desde la aparición del calendario 13 lunas, sobre el sorprendente conocimiento que los mayas, supuestamente, tenían sobre el centro de la galaxia, cambiaron la visión que muchos teníamos acerca de esa legendaria cultura, que estuvo en la mira del mundo durante todo el 2012 por su hipotético anuncio, mismo que causó terror porque las mentes occidentales lo interpretaron como el juicio final. Entre otras cosas se informó que los mayas conocían al centro de la galaxia como Hunab Ku, y que lo adoraban como el corazón del cielo y la mente del universo, razón por la cual su símbolo estaba al centro de su calendario. Sin embargo existen razones para dudar de esa información. Las primeras referencias a Hunab Ku aparecen en el Popol Vuh, pero no se le llama exactamente así, sino Hunahpú. Según el diccionario de Motul “El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros que van a la caza”. Y seguidamente agrega: “Pero posiblemente los quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, “el único dios”, que servían para designar al dios principal del panteón maya, que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh”. Estas afirmaciones motivan dos comentarios, el primero que surge es en relación al significado de la palabra Hunaphu, que según el diccionario Motul significa cazador, coincidentemente la misma denominación que usaban muchos pueblos de la antigua Europa para referirse a la constelación de Orión, a la que representaban como un cazador con la piernas cruzadas formando un triángulo, portando un escudo o vellón en su mano izquierda, y una espada o martillo en la mano derecha, imagen que sin duda sirvió de inspiración para la cuarta cata del tarot de Marsella, un homenaje inevitable a las estrellas que se supone inspiraron la construcción de un sin número de templos en todo el orbe desde tiempos inmemoriales, incluyendo las afamadas pirámides lisas de Keops, Kefrén y Micerinos, más conocidas como las pirámides de Egipto. La segunda es en relación a Hunab Ku como una deidad única, un único Dios, una visión que con toda seguridad le vino a pedir de boca a los españoles que llegaron a Yucatán tras la conquista, para así superponer a ella la de su propio único Dios, y así consolidar su dominio en la zona y sus habitantes.Coincidentemente, la aparición del centro de la galaxia en el firmamento de nuestra cultura, o más bien dicho, su incorporación a nuestro horizonte como evento relevante, corre en paralelo a un cambio de consciencia, una consciencia ecológica que apuesta, ante todo, por la preservación de la vida en nuestro planeta, al que concibe como parte activa de un todo más grande llamado universo, del que también somos responsables. En la agenda de esta nueva consciencia están las energías renovables, educar para cooperar y no para competir, detener la acumulación de riqueza y pensar en su distribución, y sobre todo tener una relación creativa y positiva con el entorno, ya que nos hemos hecho conscientes de que somos cocreadores de todo cuanto existe, de que incluso nuestra mente es capaz de impactar el medio, asunto que ha sido corroborado por datos provenientes tanto de la neurociencia como de la física cuántica.El centro de la vía láctea podría ser un elemento que nos sensibilizaría frente a esos temas no sólo a nivel mental, sino también emocional, ya que nos abriría el corazón y nos volvería empáticos con todo lo existente, incluidas las estrellas, los planetas y las partículas subatómicas u otros elementos, que como la Madre Tierra, serían concebidos como seres tan sensibles y vivos como nosotros mismos, y de cuyo buen destino podríamos también ser responsables. Quizá el centro de la galaxia en la carta astral pudiera ser un elemento que se refiere a la noosfera, “esfera de la mente” o capa mental de la Tierra, también conocida como psicósfera; al papel de nuestra consciencia operando como observador activo, un tema que ha sido avalado por teorías científicas como la del desdoblamiento del tiempo, que ha llevado a confirmar fenómenos psicológicos como el sueño pardoxal; podría referirse a otros sucesos más increíbles aún, que han sido confirmados por la física, como que en el vacío cuántico estaría contenida toda la información del universo, incluida la que de nosotros emana.Quizá, ante todo, el GC (galaxy center) astrológico, sería el elemento que nos otorgaría la capacidad de reunir ciencia y espiritualidad, o más bien dicho los conocimientos y las mentes modernas, con los conocimientos y las mentes ancestrales, que se han mantenido vivos en todas las culturas, y cuya sabiduría se ha comprobado como cierta cada vez que la ciencia avanza. El centro de la galaxia nos mostraría, parafraseando a Fritjof Capra, el Tao de la Física, el lugar donde el nuevo mundo se reúne con el viejo, donde el pensamiento se encuentra con el sentimiento, o donde lo actual se reúne con lo imperecedero, cerrando así el circuito del conocimiento en una sola esfera. De esta forma se van revelando y a la vez cocreando, poco a poco, las regencias del centro de la galaxia en la carta astral, haciéndolo pasar por un proceso semejante al que seguramente tuvieron que vivir sus antecesores, los llamados planetas transpersonales, perfilándose así como un elemento más dentro de la astrología moderna, un elemento transpersonalísimo, pero no por ello carente de impacto individual, sobre todo en aquellas cartas en las que tenga especial relevancia, ya sea por ocupar un ángulo o por estar en contacto con algún planeta personal. Avanzando a una velocidad casi imperceptible según lo refieren las efemérides, su impactante resurgimiento, gracias al calendario maya, es una invitación a considerarlo definitivamente dentro de la astrología occidental como un elemento novedoso, pero a la vez principalícimo, a la hora levantar e interpretar una carta astral digna de la era de acuario, incorporando, ineludible e inteligentemente, los nuevos paradigmas, o mejor dicho, los paradigmas originales. Un dato no menor a tener en cuenta es que el Centro de la Galaxia, o Hunab Ku, ha sido relanzado al estrellato transitando los 28 grados de sagitario, lo que nos dice que es probable que hacia él apunte la flecha del centauro. Referencias: http://mitosyleyendascr.com/popol-vuh/


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